Joaquín dijo:

"Hermanos, esencias de lo divino, entren en sintonía con vuestros espiritus, ellos les llevará a la plenitud y serán libres. Sólo a partir de esta libertad, podrán sentir que el Profundo Amor de la conciencia cósmica les habla"

lunes, 11 de abril de 2011

Ciudad Perdida

ACTIVANDO CENTROS DE PODER CON LA ENERGÍA FEMENINA





Según los Guías, el número 5 representa el tránsito del ser a través de una instrucción superior. El 5 simboliza además al ser humano, expresado en la figura de una estrella de cinco puntas orientada hacia arriba. Es la magia, la capacidad de seguir hacia delante. Y todo parece indicar, que esa magia encuentra su detonante en el despertar de la mujer dormida, sinónimo de la activación de la energía femenina en armonía con el espíritu de la Tierra. Este es el informe del viaje que emprendimos cinco mujeres ¬al corazón energético de Talampaya: Ciudad Perdida





INTRODUCCIÓN





Visualizaciones de diferentes tipos y, “Ankar”, la primera palabra en aparecer, nos haría comprender que, aparentemente, miembros de nuestro grupo estarían íntimamente relacionados con las tierras de Talampaya y la historia que dejó su rastro en ese lugar. Todo ello lo comprobaríamos más tarde. Estas primeras sensaciones, y lo que fuimos percibiendo, poco a poco, en las meditaciones y prácticas del grupo, era lo único que teníamos al inicio de esta aventura. Por esos tiempos, éramos un grupo de prácticas, que recién empezaba a recorrer este camino que, hoy en día, podemos decir, nos ha dado tanto. En un principio no comprendíamos qué estábamos percibiendo. De hecho, la hermana que recibió la palabra “Ankar”, escuchó el nombre de la ciudad intraterrena de Talampaya en la meditación del “quién soy yo”, cuando sólo procuraba acceder a su nombre cósmico. ¿Por qué apareció “Ankar”? Lo curioso, es que ninguna conocía ese nombre. Posteriormente supimos que era un Retiro Interior de la Hermandad Blanca enclavado en uno de los parques pétreos más increíbles que posee la Argentina. Así, por esas “casualidades”, fuimos enterándonos de ciertos detalles que señalaban aquel sitio tan preciado. El camino a esta experiencia sería largo, y las dificultades ¬─como toda importante labor en Misión─ muchas. Pero nuestro compromiso prevaleció sin dejar que las trabas se nos interpongan de manera abrupta, tratando de comprender sobre la marcha, cada problema, cada momento vivido, cada persona que forma parte de esta Misión que nos une a todos en el ejemplo de comprensión por medio del amor. Por distintos motivos, ningún miembro del grupo pudo participar en el primer acercamiento a Talampaya (octubre 2002). Y para nuestra sorpresa, los Guías suspenderían la segunda fecha que habíamos considerado para concretar nuestro periplo pendiente. Según nuestros hermanos mayores, teníamos que aguardar un poco más, por cuanto aún no estaban operativas las condiciones para hacer nuestro viaje. Fueron dos años de trabajo duro y constante. No sólo en la Misión, sino también a nivel personal. Y los Guías, como siempre, estaban acertados en sus consejos. Valió la pena esperar.



EL OBJETIVO DEL VIAJE





A lo largo de este proceso, para confirmar nuestras primeras percepciones en relación al viaje a Talampaya, consultamos a los Guías en comunicación, tomando en cuenta sus recomendaciones, y realizamos salidas al campo donde tuvimos la concreta presencia de sus naves. Todo empezaba a tomar forma, incluyendo el propósito de este viaje. En síntesis, y fruto de todo ello, comprendimos su objetivo, y que podríamos dividir en cuatro etapas:


1° _ Reconfirmar en el lugar, nuestro compromiso de trabajo para la luz y por la luz.


2°_Transmutar las energías de Talampaya dentro de una esfera de luz, y simultáneamente, fertilizar la Tierra con la creación individual del parto de energía resplandeciente, fruto del amor de los seres en la Tierra (los Guías nos pedían en los mensajes hacer este ejercicio).


3°_ Conectarnos con el Disco Solar de Talampaya, desde el corazón, uniéndonos con los Maestros de Ankar.


4°_ Recordar. Como lo constataríamos más tarde, todo esto permitiría polarizar y envolver en luz Ciudad Perdida. De acuerdo a los mensajes recibidos, era de vital importancia para preparar el terreno para futuros trabajos y experiencias. Esa era nuestra labor.

EN CAMINO



Talampaya es una serie de monumentos de piedras rojas que desafían el espacio penetrándolo en su camino al cielo. Es un lugar muy especial. Como decíamos, la cita inicial se había efectuado dos años atrás. Sin embargo era hoy, bajo el auspicio energético del solsticio de invierno, que nos hallábamos finalmente allí. Y no era fruto del azar, pues como hemos aprendido en la Misión, en los solsticios y equinoccios, se abren puertas entre las dimensiones, situación que guardaba armonía con el objetivo de nuestro viaje. Además, era curioso que en las mismas fechas, se llevaran a cabo los encuentros mundiales de España y Ecuador.


Como nos enteraríamos después, en ambas salidas internacionales la protagonista fue la energía femenina. Mientras todo esto sucedía, nuestro grupo integrado por cinco mujeres, partía al Parque Nacional de Talampaya. Cuando llegamos a Retiro, que es la terminal del micro que nos llevaría al lugar de la cita, sentimos una alegría difícil de describir. Portábamos las mejores intenciones y teníamos al mejor de los aliados, “el amor”. Nuestra misión en Talampaya era simple y sencilla “LIMPIAR E INUNDAR DE AMOR Y PERDÓN EL LUGAR”.


Honestamente no esperábamos ningún tipo de contacto con los Guías, y cuando nos referimos a contacto queremos decir visual, xendra, avistamiento de las naves o entrega de cristales, a pesar que una de las integrantes no los había recibido. Como es de suponer, esta situación generó que nuestra hermana cuestionara su participación en el viaje. Sólo por las contundentes confirmaciones que recibiría de los Guías para partir (incluyendo un avistamiento a plena luz del día) decidió participar del viaje. Al final del mismo entendimos por qué tenía que estar presente. Mientras esperábamos la hora de la salida del micro, entre risas y buena disposición, vimos que llegaban dos integrantes del grupo de Boulogne, Mercedes y Diego, que venían a despedirnos y darnos su apoyo. Como si fuera poco nos informaron que había otros integrantes, que por razones de trabajo, no habían podido hacerse presentes, pero que estarían haciendo una salida de apoyo para que se pueda concretar este encargo tan importante de los Hermanos Mayores.


Debemos reconocer que la emoción fue tan grande al ver el cariño de nuestros hermanos, que no pudimos contener las lágrimas. Cerca nuestro había gente que nos enviaría su luz incondicional, y ello nos hacía sentir reconfortadas. Queremos expresar en estas líneas nuestro inmenso agradecimiento para todos y cada uno de ellos que han trabajado para protegernos con respeto y amor. Continuando con el relato de nuestro viaje, cabe resaltar que a la altura de la provincia de Santa Fe, el trayecto se hizo difícil porque una tormenta eléctrica, sumada a un fuerte viento junto con una cortina de agua, impedía la marcha normal del micro.


Parecerá un poco exagerado, pero el micro se bamboleaba de un lado a otro y la gente que viajaba con nosotros se mostraba muy inquieta. Ante esto, decidimos reforzar la cúpula de protección y tan pronto la hicimos, la tormenta cesó y el viaje continuó con total normalidad. Fue increíble. Llegamos a la puerta del parque a las 16 Hs., la distancia que separa la entrada del camping es de 15 Km. A esa hora no había forma de que alguien nos recogiera y nos llevara al lugar. Debíamos esperar la salida de los transportistas del Parque y pedirles “el favor” de trasladarnos a la zona de acampe. Tanto una camioneta del lugar como un auto con dos mujeres (éstas entrando a Talampaya) se negaron a llevarnos. Teníamos algo muy claro: no permitir que nada nos desarmonizara. Fue allí que nos dispusimos a realizar la cúpula y pedir permiso a las fuerzas invisibles que protegían el Parque.


De inmediato y como respuesta al trabajo, apareció una camioneta, que muy gentilmente, accedió a volver a entrar para llevarnos a nuestro destino… El tiempo estaba muy frío y los lugareños nos informaban que había llegado a hacer 10° bajo cero esa semana… Inclusive nos dijeron que nos preparáramos ya que la noche se perfilaba de igual manera. Pero nada podía empañar nuestra alegría, la amistad entre nosotras se iba profundizando y ese detalle permitía que una corriente de amor nos inundara elevando aún más nuestra vibración, demás está decir que frente a diversas pruebas individuales, las compañeras contenían amorosamente y con comprensión, logrando mantener la armonía y seguridad. Esa noche hizo 2° bajo cero, pero pudimos dormir perfectamente y sin sentir frío alguno.


Pero queremos aclarar que fue el último día de baja temperatura, ya que los demás días y noches fueron agradables y sin viento, a pesar de la advertencia de los lugareños de que tuviéramos cuidado porque el “viento zonda” se preparaba en el horizonte. Nada de ello ocurrió. Para sorpresa de todos, el cielo brillaba más que nunca, y sólo una suave brisa nos visitaba de vez en cuando en el campamento. Iniciamos el trabajo en el lugar llenándolo de luz y pidiendo protección para nosotros y para todos los seres del Talampaya. Después de ello, a las 20:05 h., siete naves cruzaron el cielo de norte a sur, de oeste a este, de sur a norte y de sudeste a noreste (fue impresionante) y con ello sentimos que los Hermanos Guías nos estaban dando la bienvenida. Fue muy gratificante, pues percibimos claramente cómo el lugar y sus “habitantes” nos estaban abrazando. Bajo estas claras señales, decidimos consultar a los Guías en comunicación: Talampaya, 21 de junio del 2004 Sí, somos sus Guías en Misión:


Sean bienvenidas. Tengan presente el cáliz, la fuente donde se bebe el amor. Ya saben lo que tienen que hacer, nosotros estamos unidos a ustedes. Después del primer trabajo recorran el laberinto. Con amor Sampiac. .


..Es muy importante la apertura vuestra desde el corazón, también el haber llegado hasta aquí. La Hermandad Blanca les saluda. Continúen abriéndose y sintiendo el lugar. Poco a poco irán activando el recuerdo. Las luces y las tinieblas verán, mas no teman, deberán afrontar todo esto. Trabajen el perdón. Sus Guías en comunicación:


Como vieron, estamos presentes. Los detalles del trabajo están dados. No duden, las estaremos apoyando en todo momento. Sepan que es muy valioso que se encuentren hoy aquí. Seguimos el proceso de cada una, y también de las que no llegaron a concretar el viaje. Estamos muy contentos con los pasos que han dado hasta Talampaya. No dejen de caminar. Concreten el primer objetivo y luego recibirán más pautas. Con amor en la luz, desde cerca, Oxalc y Mardorx



Después de dialogar y analizar el contenido de los mensajes, aproximadamente a las 22:00 h., una luz roja, intensa y grande, se vio en el horizonte del lado de la ruta. Luego nos enteramos que era un micro de la línea “Facundo” que lleno de pasajeros se había incendiado, y que gracias a una camioneta que dio el aviso antes de que el fuego alcance la bomba de aire (que es la que permite abrir las puertas) pudieron salvarse todos sus ocupantes sin daño alguno ya que, para colmo, el micro no disponía ni siquiera del martillo para romper las ventanillas en caso de algún siniestro, ¡ni del matafuego! Ese día le destinamos un tiempo importante al diálogo sobre los trabajos que a veces uno los hace por “costumbre”, como la cúpula de protección, y no nos imaginamos de su real importancia…

EN CIUDAD PERDIDA



El día 22 marchamos con un guía y el transportista a Ciudad Perdida, el lugar central de nuestro viaje. Los guías del parque fueron dos seres muy agradables con los cuales estrechamos una cordial y respetuosa amistad. Nuestro objetivo se acercaba cada vez más, y una indescriptible sensación recorría nuestros cuerpos y mentes. Emprendimos la caminata y llegamos allí, a ese lugar tan soñado y percibido en diferentes ejercicios, cuando todavía no sabíamos que existía. Ese majestuoso Mogote que se alzaba imponente en el agreste territorio, al cuál sólo llegan aquellos que saben descifrar el laberinto que lo cuida de un fácil acceso y testigo de tantas cosas que aún hoy, no hemos comprendido.


La emoción embargaba nuestros corazones, pero la conciencia del trabajo que debíamos realizar no dejaba de cruzar por nuestras mentes. Él se alzaba majestuoso frente a nuestros ojos, como dándonos la bienvenida, con una luz radiante que el Sol hacía brillar en su ladera. A más de una le embargó la emoción, y las lágrimas recorrieron su camino hasta hacer vibrar el corazón. Agradecimos a la vida, a los Maestros, Guías, familias, compañeros de ruta de la Misión Rahma, la oportunidad de poder vivir ese momento único de recuerdo, de volver a las raíces de un pasado que sólo quería ser perdonado y depurado con amor, luz y la mejor intención que el deseo de evolución puede dar. Quizá todo esto sea difícil de entender para algunos. Pero lo cierto es que vibrábamos muy fuerte con ese lugar.


Estando allí, comprendimos muchas cosas, entre ellas nuestras primeras percepciones que nos unían a Ciudad Perdida. No nos habíamos equivocado. Les pedimos a los guías del parque que nos dejen solas, y estos, con discreción, se alejaron del Mogote Negro. Acto seguido realizamos la cúpula de protección, y reconfirmamos el trabajo por y para la luz mantralizando, cada una, su Nombre Cósmico. Podíamos sentir cómo cada sonido vibraba en el lugar, y una sutil respuesta nos daba la sensación que la Hermandad Blanca nos recibía gentilmente. Después de ello, creamos una esfera de luz gigante que se ubicaba encima del círculo. Esta esfera giraba a gran velocidad e, instantáneamente, vimos cómo toda energía en desarmonía con la luz era absorbida y transmutada.


Simultáneamente, fertilizamos energéticamente las tierras, para que luego se pueda devolver esta esfera y sea acogida por la misma. Este trabajo que realizamos, y que tiene su cimiento en la magia femenina −por algo fuimos cinco mujeres a Talampaya− había sido transmitido por Joaquín y Doo-Mah (la Regente de Monte Shasta) a través de una comunicación que fue recibida durante una salida con Ricardo González y los grupos de Trelew en la “Meseta”, donde los Guías se mostraron en claros avistamientos y dieron inclusive los Cristales de Cesio. Este ejercicio de visualización fue el eje de nuestro trabajo en Ciudad Perdida para elevarla a la luz. Por su importancia, incluimos el texto completo del mensaje recibido. Mensaje 14 de diciembre del 2003 Lugar: “La Meseta”, Trelew Antena:


Iara Agnus


Mujeres, visualicen un parto, una esfera de luz en su vientre conectada al corazón. Porque las que no han sido madres naturales son madres de corazón e instinto, y también hijas. Deberán formar esa luz, fruto del amor incondicional entre hombre y mujer, humanos, y después relájense al parto para fertilizar las tierras de luz, de la propia luz producto del amor de los seres en la Tierra. Esa luz, así como un hijo, crecerá, se formará y entregará semillas a la Madre Mayor, la Pacha Mama. Y con el tiempo verán los frutos de este trabajo. Lo demás se dará sin traba alguna. Perdonen como a un hijo, amen como a un hijo y el terreno estará listo. Luego esperen con calma.


Hombres: Apoyen esta fertilización y proceso como padres. Deben Crear hijos de luz o luz en los hijos. Sientan como les piden perdón a sus hijos más queridos, perdónenlos también y ningún terreno estará mejor preparado. Observándolos, Joaquín y Doo-Mah


Esta singular comunicación fue recibida acompañada de una serie de imágenes que recreaban la forma del trabajo. Las pusimos en práctica con efectos extraordinarios, y seguidamente nos conectamos con el Disco Solar de Ciudad Perdida. Queremos agregar, que luego de este trabajo, todas percibimos que falta muy poco para la definitiva activación del Disco. Debemos volver. Cuando ya finalizábamos con los trabajos, una de nosotras sintió que los muchachos venían a buscarnos y abriendo los ojos corroboró que cerro abajo se acercaban y que una luz verde les acompañaba a un costado (¿?).


Motivadas por la confianza que habíamos entablado hasta entonces le comentamos el fenómeno al guía y éste nos confió que cuando nosotras estábamos haciendo esos “cantos” −refiriéndose a las mantralizaciones− ellos sintieron la gran necesidad de cantar el Himno Nacional argentino:


“Oíd mortales el grito sagrado, libertad, libertad, libertad, oíd el ruido de rotas cadenas, ved el trono la noble igualdad…”.


Para nosotras resultó muy curioso, ya que el contenido del Himno Nacional que evocaron aludía a la libertad y el romper las cadenas, detalle que podría guardar relación con nuestro trabajo de polarización de energías. Aclaramos que no hicimos ningún trabajo para “liberar” a entidad alguna, como ha sucedido en ciertos episodios de la Misión. Liberamos Talampaya en sí, y ello era más que importante. Si bien es cierto los Maestros custodian sagrados Retiros Interiores, y la información que hay en ellos, hemos aprendido también que el trabajo en realidad es nuestro y que los Guardianes dependen de nosotros en lo que concierne a la activación y elevación de sus templos. Para rematar, uno de los guías del Parque, nos comentó que había tenido unas experiencias que no podía comprender y que veía que tomaban sentido con las explicaciones que nosotras le dábamos.


Luego nos pidió discreción y silencio, por eso no daremos su nombre en este informe. Esa noche seguimos meditando en el campamento, y para confirmar objetivamente que habíamos hecho bien el trabajo, pedimos un avistamiento programado durante la meditación que siguió a la polarización de Ciudad Perdida. No lo hacíamos por dependencia a los Guías, sino por responsabilidad y equilibrio. Si era tan importante venir aquí, ellos tenían que mostrarse. Y así, mientras nos hallábamos dialogando en el campamento, hizo su aparición una luz inmensa, que surcó el cielo, descendiendo a tierra hasta “tocar” −según la impresión que tuvimos− el suelo, despidiendo luces como si fueran relámpagos, iluminando por completo el lugar. Luego de ello, desde el centro de esa gran luz, un haz luminoso subió al cielo… ¡Fue un espectáculo! Fue tan contundente que nos resistimos a creer que era la confirmación que le pedimos a los Guías.


Estábamos tan asombradas que, inconscientemente, le buscábamos una respuesta lógica a lo que vimos, llegando a plantearnos que una tormenta se estaba formando en el horizonte y etc., pero luego constatamos que no era nada de eso… Al día siguiente, hablando con los guardas del parque, nos informaron que no habían tenido ningún tipo de información en su recorrido de algún acontecimiento fuera de lo normal. El día 22 por la noche nos reunimos alrededor del fogón que habíamos prendido. Las conversaciones giraban en torno de las experiencias vividas, tratando de evaluar cada hecho y cada circunstancia para poder comprender todo cuanto hicimos. Al día siguiente, Graciela, la única hermana del grupo que no tenía los Cristales de Cesio, nos informa que a la madrugada (no podía precisar muy bien la hora) la despertó un coro de voces cantando una canción hermosa y desconocida, se sentó tratando de “captar” de donde venían esas voces, y pensó que la gente de la confitería (dos hombres que se quedaban para proteger nuestra estancia en el lugar) estaban cantando, cosa que desechó inmediatamente porque eran varias las voces y no un dúo.


Posteriormente a esta deducción, la posibilidad de que fuera algo desconocido, la paralizó y no pudo llamarnos. Poco a poco el coro se dejó de oír, pero ella se quedó despierta un tiempo, hasta que la sorprendió una luz que iluminó por completo la carpa... Afuera aún era de noche, pero pensó que Dalmacio y Hugo, nuestros cuidadores, estaban iluminando el lugar con linternas. Por la mañana y después de habernos contado lo vivido, nos dirigimos a la confitería para preguntar a estos señores si habían estado por la zona del camping.


Nos miraron asombrados. No sólo no habían estado levantados a la madrugada, sino que tampoco disponían de linternas (¿?).


Todas leímos un mensaje que se había anotado la noche anterior, y una inmensa alegría nos embargó, se podía decir que estaba completamente confirmado el trabajo, pero esto no quedó allí. Esa tarde recorrimos el cañón a pié. Grande fue nuestra sorpresa cuando vimos en la pared de uno de ellos la imagen de Jesús en la cruz (hecha por el capricho de la naturaleza) y una roca con forma clara de una “cara de perro”. Hacía un año que en una meditación, confirmada con un avistamiento en donde gran parte del pueblo había sido testigo, se recibió un mensaje claro y escueto que decía: “busquen la cara de perro en Talampaya”.


Sin dudarlo, nos dirigimos de inmediato al lugar, para trabajar allí con la dermóptica. Y nuevamente se cumplieron los mensajes previamente recibidos, pues a través de intensas experiencias personales pudimos “recordar”. Era la última noche, si bien estábamos contentas con el trabajo realizado, una pequeña tristeza se hacía notar en el grupo: pronto debíamos separarnos. Era tan profunda la armonía y el amor que había reinado entre nosotras, que esa posibilidad nos llenaba de cierta desazón.


Volvimos a trabajar rodeando el fogón, y aquí empezamos a comprender cómo los Guías no dejan nada al azar. Graciela, internamente, percibió la pregunta “si aceptaba los cristales”, a la cuál asintió. En ese mismo momento, y en pleno trabajo, otra de las integrantes recibía telepáticamente, “…apoyen a la hermana que después que pase la nave, recibirá los cristales…”. Por si fuera poco, simultáneamente otra de nosotras sintió el gran impulso de abrir los ojos, y acto seguido, pasó la voz al grupo del avistamiento que se estaba efectuando en ese momento… Fue allí que las cuatro apoyamos la experiencia de Graciela, viendo rápidamente cómo los cristales se manifestaban en sus manos…


Esta experiencia nos hizo sentirnos más unidas que antes y la clara certeza de que todo estaba cumplido. Agradecimos una y otra vez a los Guías por todo esto. En verdad no lo esperábamos. Un clima de fiesta reinaba entre nosotras, sentíamos que los Guías y nuestros hermanos de la Misión estaban apoyando nuestro aporte allí. Todo había contribuido a que nuestro viaje fuese un éxito.

REFLEXIONES



Llegando a Buenos Aires, las confirmaciones se seguían dando, sobre todo al conocer el resultado de los encuentros mundiales de España y Ecuador. Hemos redactado un informe sencillo, con la única intención de dar a conocer los diferentes trabajos que los Guías están sugiriendo y apoyando. Muchas veces, cuando nos llega un informe, esperamos nuevas informaciones sobre el Plan Cósmico o la narración de un nuevo encuentro físico con nuestros Hermanos Mayores. Ello siempre será un aporte valiosísimo a la Misión. Pero no es lo único que está ocurriendo. A veces los trabajos más simples y sencillos, pueden encerrar la clave de grandes experiencias. Ya lo dijo Joaquín en un mensaje


(Lima, 15 de julio de 1995): “Sean simples y sencillos, y vuestra misión será simple y sencilla” .


Aunque inicialmente no deseábamos hacer un informe de esta salida, creemos que dar a conocer nuestra pequeña experiencia podría ser una confirmación para aquellos grupos que están trabajando con la energía de la madre, la fuerza de la mujer, representada en la Tierra, independientemente que sean mujeres quienes lleven a cabo todo esto. Poderosas energías se están movilizando en la Misión, y estas constantes se tienen que tener en cuenta. Enviamos este material para alentar a los grupos a confiar más en todo cuanto pueden hacer. No estamos solos. Por lo pronto, sabemos que tenemos que volver a Talampaya.

Y también sabemos que será cuando el Profundo y nuestra preparación lo dispongan. Para todos nuestros hermanos Rahma, con cariño, y gratitud por el apoyo, Andrea Maisenti, Graciela Valerio, Ana Liñán, Mary Agnus e Iara Agnus.

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