Joaquín dijo:

"Hermanos, esencias de lo divino, entren en sintonía con vuestros espiritus, ellos les llevará a la plenitud y serán libres. Sólo a partir de esta libertad, podrán sentir que el Profundo Amor de la conciencia cósmica les habla"

jueves, 7 de abril de 2011

TALAMPAYA


LA SECRETA VIDA EN LA TIERRA


“Las puertas de Ankar han sido abiertas a la Misión Rahma para que su interior surja al conocimiento humano...” HAM - RELL


PRIMERA EXPEDICIÓN - 9 AL 13 DE OCTUBRE DEL AÑO 2002


Introducción


Uno de los objetivos finales de la Misión es llegar hasta los Retiros Interiores de la Gran Hermandad Blanca de la Tierra, ubicados en los lugares más recónditos del Planeta, para acceder una vez allí a la información que conservan sobre acontecimientos importantes ocurridos en diferentes épocas del pasado y que la humanidad todavía ignora.


A lo largo de casi tres décadas en un sinnúmero de expediciones, hermanos de distintos países han venido desentrañando los misterios que como las piezas de un enorme mosaico una vez completado permitirá al género humano conocer su verdadera historia, los lazos que la unen con otras civilizaciones del universo y para que a través del perdón logre generar una verdadera redención cósmica. En el cono sur, la Argentina guarda algunos de esos misterios en las entrañas de su extenso territorio. Uno de ellos comenzó a develarse el 22 de febrero del año 2001 cuando un integrante del Grupo 11 de Buenos Aires, Cristián Sánchez Barros, recibe en comunicación psicográfica un mensaje del guía Oxalc, que como respuesta a una consulta sobre los trabajos pendientes en la Argentina, decía: “La Rioja, busquen el lugar y de allí el centro del portal. Habrá que hallarlo y vencer el olvido y la oposición. Pero vuestros hermanos guías les seguirán de cerca y los asistirán en todo lo que pueda ser imposible para ustedes”.





Trece días después, a través de una proyección mental obtendría mayores precisiones sobre lo que parecía ser un nuevo objetivo de la Misión: “Un guía me conduce al interior de una caverna difusamente iluminada, allí un anciano maestro vestido de blanco, con barbas y cabellos blancos, me muestra en una gran pantalla la zona de Talampaya, en La Rioja. Veo un estrechísimo paso entre dos montañas al final del cual se abre una gran sala a cielo abierto. Allí observo cómo en un remoto tiempo un ser con vestiduras indígenas entierra una esfera de piedra en el suelo..” (7/3/2001)


A partir de allí el Grupo comienza a trabajar y a recepcionar en forma gradual e ininterrumpida cada vez más información, no sólo sobre pautas de lo que la Misión Rahma debía realizar en la provincia de la Rioja y que comprometía a ese grupo de contacto, si no también sobre datos del pasado y presente de Talampaya. Información previa a la expedición Resumen de mensajes:


Lomas de Zamora, Bs.As. 7 de mayo del 2001 “En La Rioja, Talampaya encierra una parte de la vida de la humanidad, Ankar, la ciudad perdida está allí y la esfera del conocimiento debe ser hallada y asimilada”. “Tendrán todo el amor y el apoyo no sólo de nosotros, los hermanos guías en Misión, también deben saber que desde hace ya un año los hermanos de los Retiros Interiores los monitorean y se conectan con ustedes en sueños y en meditaciones”. Antarel-Anitac

Punta Indio, Bs.As. 12 de mayo del 2001 “La Rioja, ya ha sido indicada, Ankar es en el plano dimensional el nombre dado a la ciudad de los retiros y es allí donde ustedes deben adquirir el conocimiento (...)”. Oxalc – Mardorx INTA Castelar - Bs.As.


14 de julio del 2001. “Ankar es la ciudad perdida que aún pervive en el corazón del cañón rojo. Habrá más que será dado en su momento según vuestro avance de trabajo consciente y concreto”.Xendor Bariloche - Río Negro,


10 de noviembre del 2001 “...Como intuyen y parte importante de todo este proceso, en el 2002 los grupos de la Argentina, en conexión con los hermanos comprometidos de la Misión a escala internacional, visitarán Talampaya. En aquel lugar, que se halla interconectado con puertas dimensionales ocultas en la geografía de sus cercanías, existe la ciudad intraterrena de Ankar. Inicialmente construida por mentes extraterrestres, y más tarde ocupada por civilizaciones avanzadas de la Tierra, Ankar es el testimonio y mensaje de los últimos supervivientes del último cataclismo global que afectó al planeta”. Antarel


Todo lo recibido señalaba claramente que un grupo comprometido de hermanos en representación de la humanidad debería llegar a Talampaya y recibir inicialmente el conocimiento del lugar.

Pero a su vez contaba una historia que decía que en la zona denominada Ciudad Perdida, existiría una antigua ciudad intraterrena llamada Ankar, cuyo origen se remontaría a un muy lejano tiempo atrás, cuando habrían llegado en una gran nave seres provenientes de Orión, instalando un laboratorio biogenético y llevando a cabo innumerables hibridaciones y experimentos genéticos con resultados diversos.

También la información daba cuenta de un conflicto intergaláctico y sus trágicas consecuencias en Talampaya. Que pasado este episodio con el tiempo el sitio volvió a ser ocupado por remanentes de la civilización atlante fundando la ciudad intraterrena de Ankar, lugar en donde se encontraría hasta hoy uno de los doce discos solares que se enlazan con el gran Disco del Paititi. Además una enigmática relación uniría a Ankar con Egipto, como por ejemplo la común presencia de algunos de sus más conocidos dioses. Con el correr de los meses hermanos de otros grupos también comenzarían a trabajar y a recibir información complementaria sobre Talampaya.

A su vez, y tal como lo sugerían los guías, la información recepcionada durante más de 18 meses fue vinculada con datos geográficos, geológicos e históricos del lugar, hecho que sirvió no sólo para saber cómo era Talampaya, ya que hasta ese momento ningún grupo había tomado contacto con ese lugar, sino que también nos resultó efectivo para corroborar y complementar buena parte de todo lo que poseíamos.


TALAMPAYA: Una descripción del lugar


Situado en la provincia de La Rioja, a 1240 kilómetros de Buenos Aires, el cañón de Talampaya es uno de los 33 Parques Nacionales que posee la República Argentina, y abarca una extensión total de 215.000 hectáreas de territorio tan fascinante como desértico. A éstas características se le suman la constante erosión del viento y también del agua de las ocasionales lluvias que desgastan a través del tiempo las paredes y las piedras del Cañón.

En Talampaya existe una zona denominada curiosamente Ciudad Perdida, constituida por un gran cráter y en su centro se eleva un solitario cerro de basalto negro en forma de pirámide. Ciudad Perdida situada en el hemisferio sur, es atravesada exactamente por el paralelo 30º, que a su vez pasa por el sur del continente africano (lugar donde la ciencia ubica los primeros rastros del Homo Sapiens); por la Reserva Natural del Gran Desierto Victoria, en Australia y muy cerca de la isla de Pascua (Lugar donde habría estado situado el continente de MU). Todo ello guarda una especial similitud con otros lugares que han sido señalados como sitios sagrados por las más antiguas civilizaciones. A este respecto resultó interesante recordar que en el hemisferio norte, el paralelo 30º atraviesa la meseta de Gizeh, en Egipto, lugar donde se levantan las tres grandes pirámides. Pero además siguiendo una línea imaginaria, ese paralelo también pasa por la zona donde habría estado ubicada la Isla de Poseidón, capital de la Atlántida; también por Coral Castle, con sus pesadas y extrañas construcciones de coral, en la península de la Florida; por el Círculo del Dragón, en el mar de China y finalmente por muy cerca del Monasterio de Lhasa, en el Himalaya. Todos lugares muy especiales por cierto, pero había algo más. El paralelo 30 tanto en el hemisferio norte como en el sur, tienen algo en común: por ambas líneas pasa el punto neutro de los polos negativo y positivo en los que se divide el campo magnético de la Tierra. Esto, según estudios recientes, habría posibilitado la supresión de la gravedad y con ella gran parte del peso de los objetos, lo que explicaría fácilmente la manera en fueron trasladados los enorme bloques con que se hicieron edificios, pirámides y monumentos.

Pero también, el efecto del punto neutro en estos sitios permitiría más fácilmente la apertura de puertas interdimensionales, como sucede en el triángulo de las Bermudas y el nombrado círculo del Dragón, lugares en donde se han dado las misteriosas desapariciones de barcos y aviones como numerosos avistamientos de naves extraterrestres.

Ciudad Perdida entonces, también estaría alcanzada por estas particulares propiedades electromagnéticas. Aspecto Geológico La constitución de su suelo revela a Talampaya como uno de los pocos lugares del planeta que conserva intacto diferentes períodos geológicos, muy anteriores al surgimiento de los Andes hecho éste ocurrido hace apenas unos 70 millones de años. Especialmente en la zona de los Chañares y Ciudad Perdida existen yacimientos continentales que pertenecen al período carbonífero (345 millones de años) época en que sólo abundaban los insectos, los anfibios y los bosques de helechos. Para la UNESCO Talampaya contiene el registro fósil más completo del mundo en lo que se refiere al Periodo Triásico ( 245 - 208 millones de años) y entre sus formaciones geológicas aguardan intactos los más variados restos que revelan la fauna y la vegetación de ese lugar. Por ese motivo fue declarado junto a Ischigualasto Patrimonio Natural de la Humanidad en noviembre del año 2000. En ese tiempo a la geografía de Talampaya la podemos reconstruir bien distinta;

con lluvias abundantes, gran vegetación, mares interiores, lagos, pantanos y variada fauna en la que ya se encuentran presentes los reptiles surgidos en el anterior período Pérmico, al final de la era Paleozoica. Pero en las proximidades de Ciudad Perdida durante el período Triásico (por restos fósiles hallados últimamente), es donde tiene lugar uno de los acontecimientos más importantes de la evolución: el surgimiento de los reptiles-mamiferóides, antecesores de los primeros mamíferos y clave para comprender el origen de los proto-homínidos y de ellos el primer homo sapiens, hecho que todavía la ciencia moderna se encuentra estudiando y no ha podido develar por completo.

Aspecto Arqueológico


En la denominada “Puerta de Talampaya”, lugar próximo al inicio de su gran cañón, se encuentran los petroglifos que según estudios científicos pertenecerían al período más temprano existente allí, son abstractos y geométricos, aunque también existen claras figuras: humanoides, grabados de manos, pies con seis dedos y espirales, a los que se les atribuyen una antigüedad de al menos 4.000 años. Los grabados en la zona de “los pizarrones”, ubicados dentro del cañón, a juicio de los estudiosos pertenecerían en cambio a un período más tardío y sus representaciones indicarían una elaboración más simple, aunque comprobaríamos más tarde que de su lectura en realidad pueden extraerse notable información que complementa a la anteriormente citada. Por la alfarería y utensilios hallados, se sabe que en la zona habitaron diferentes sub-culturas Diagüitas: Las culturas Ciénaga, Cóndor-Huasi y posteriormente la Aguada. También habrían estado presentes los Capayanes, pueblo del que poco se sabe, más allá de haberse caracterizado por ser sus integrantes de estatura superior al común de los nativos de la zona. Pero según todos los relevamientos realizados por antropólogos no se hallaron rastros de que los nativos alguna vez se hubieran establecido en esos territorios, llegando a la conclusión de que Talampaya siempre fue un lugar sagrado de ceremonias e iniciaciones y al cual periódicamente se dirigían los nativos en escaso número a recordar algún acontecimiento extraordinario sucedido allí. En cuanto a lo que significaría el vocablo “Talampaya” existen distintas versiones. Una dice que provendría de una voz quechua formada por las siguientes palabras: tala: árbol común de la región; paya: blanquecina, o sea "tala blanca" (en La Rioja, tala es voz femenina). Aunque la versión más corrientemente aceptada dice que significa “Río seco del tala”. Pero en realidad su significado sigue siendo otro verdadero misterio. Clima y fauna Las temperaturas casi extremas predominan tanto en verano como en invierno. Sensibles variaciones son detectadas durante el día y a la noche las diferencias son notorias. Los veranos son cálidos, con máximas que pueden superar los 50º C al sol, e inviernos con mínimas absolutas de 7 a 9 º C bajo cero.


La radiación solar es alta. Los vientos soplan durante todo el año, siendo el viento zonda uno de los más violentos. Es característica la baja humedad tanto en verano como en invierno, salvo cuando se producen lluvias torrenciales muchas veces acompañadas de granizo. Estas son temporarias y la mayoría de las veces se producen en verano, siendo muy raras en invierno. En cuanto a la fauna es de lo más variada. Allí convive todo tipo de animal: puma, gato del monte, toro salvaje, guanaco, chancho del monte, zorro colorado y zorrino. También boa constrictora, vívora de la cruz, coral, yarará, cascabel, escorpión, iguana, vampiro, murciélago, cóndor andino, águila, halcón, ñandú y chuña, por nombrar sólo alguno de ellos.


Los objetivos del viaje


Buenos Aires, 8 de marzo de 2002

“El 12 de octubre, día en que se conmemora el desembarco de los españoles y el viejo continente, es una fecha propicia para unir puntos distantes de razas nativas allí exterminadas. Habrán de ir en más de una ocasión y paso por paso los que vibren con su compromiso y el de la Misión habrán de realizar su parte”. Mardorx "...


Todos los Retiros Interiores están relacionados, mas Roncador y Talampaya guardan un vínculo común: la protección de dos de los discos solares que se encuentran enlazados energéticamente al Gran Disco Solar del Paititi." Antarel


Ituzaingó, 20 de julio de 2002 “Habrán de llegar a Talampaya, Retiro de la Hermandad Blanca, a donde se halla uno de los discos solares que conectan con el Paititi. Quienes están dispuestos para formar parte de esa misión deben saber que serán probados en uno y en todo por las fuerzas de la oposición. Por eso será imprescindible que además de vuestra preparación intensa y equilibrio, deban tener en cuenta siempre la armonía y la idéntica sintonía. Talampaya encierra distintas fuerzas, por eso quienes vayan deberán estar dispuestos a atravesarlas y a enfrentarse con su lado oculto interior. Para quienes no sean parte de la expedición, sepan que el trabajo de apoyo será tan importante como el pequeño grupo que llegue finalmente a los territorios de los Retiros Interiores. Vibren en una sola Misión, sean uno en todo y vuestra parte hecha será”. Oxalc


Buenos Aires, 11 de septiembre del 2002 “Ham-Rell como maestro a cargo del lugar estará en forma permanente con ustedes, mas su presencia será percibida al final del viaje. El guía Mardorx allí estará para un encuentro programado desde hace tiempo. La esfera del conocimiento será incorporada por uno de los que vaya, aquel que ya estuvo allí hace mucho tiempo atrás”. Antarel


Confirmada la fecha nos dispusimos a organizar el viaje, quedando definidos los objetivos en los cuatro siguientes puntos:

• Conectar y corroborar como también ampliar la información recibida acerca de la historia del lugar.

• Entrar en contacto con Ham-Rell, maestro de la Hermandad Blanca a cargo allí.

• Recepcionar la Esfera Dorada del Conocimiento.

• Además existía la invitación a un contacto con el guía Mardorx. El grupo explorador por su parte terminó conformado por Ricardo González, del Perú, y de la Argentina, María Esther Yrigoyen (Prov. de Río Negro), Amalia Michael (Prov. de Entre Ríos), Silvia Verlengia (Capital Federal) y Cristián Sánchez Barros (Prov. de Bs.As.).


El martes 8 de octubre a la noche salimos en bus desde Buenos Aires, todos a excepción de Amalia, que proveniente de Entre Ríos, se unió a nosotros en el camino.


El miércoles 9, a media mañana llegamos a Capilla del Monte, Córdoba, situada a 810 km. al noroeste de Bs.As. donde se asienta el famoso cerro Uritorco (1950 m.) y sus alrededores conocidos no sólo por sus incontables testimonios sobre avistamientos y experiencias paranormales, sino también por que se hallaría allí la mítica ciudad intraterrena de ERKS. Allí nos encontramos con Raúl Valarín, experimentado guía de ese pueblo y dueño de un completo jeep 4 x 4, que habíamos contratado desde Buenos Aires para desplazarnos en el extenso desierto de Talampaya que teníamos por delante. Aprovechamos la breve estadía en Capilla del Monte para visitar Los Terrones, un sitio sagrado de la cultura nativa comechingón llamado así por las extrañas formas que a lo largo del tiempo la naturaleza talló en sus bloques de arenisca roja. El grupo comenzó no solo a integrarse, también a conectarse con el silencio y la naturaleza del lugar.


Esa noche, gracias a los buenos oficios de Raúl, pudimos dormir cómodamente en una pequeña casa en las afueras de la ciudad.


JUEVES 10: Los Petroglifos y el Cañón Temprano, después de cargar los equipajes y hacer algunas compras de último momento, partimos hacia nuestro destino final, al que llegamos después de recorrer 430 kilómetros. La entrada principal del Parque se encuentra en el kilómetro 144 de la ruta provincial nº 26 y desde ella hay que transitar aún 15 kilómetros hacia el noroeste para encontrarse con las instalaciones del puesto de control, que se levanta en la puerta misma del Cañón en medio de un terreno desértico y en el cual sólo existe en pié un centenario algarrobo, árbol autóctono del lugar.


En la única edificación, que la componen la oficina de informes y los sanitarios, también existe una suerte de confitería que como todas las actividades del Parque, funciona solamente en horas de luz solar al no existir energía eléctrica.


Teníamos referencias de que el desplazamiento por el lugar era muy restringido, ya que para seguridad del visitante y protección del medio, todos los recorridos siempre deben hacerse en vehículos propios o del Parque y en compañía de un guía. Cuando llegamos no hallamos al Intendente del Parque, se nos dijo que se encontraba junto a un camarógrafo televisivo en algún lugar del inmenso Cañón, sin embargo para nuestra sorpresa fuimos igualmente autorizados a desplazarnos con toda libertad, excepción que a Raúl, conocedor de tal restricción, le pareció muy extraña. En cambio para nosotros fue una clara señal de que Talampaya abría sus brazos y nos daba la bienvenida.


A partir de allí todo se fue desarrollando sin inconvenientes y tanto las autoridades del Parque como los ocasionales acompañantes no sólo no interfirieron sino que por el contrario colaboraron para que pudiésemos llevar a cabo lo que estaba dispuesto. Gracias a esa “libertad” pudimos realizar uno de los dos viajes de reconocimiento a distintos puntos del Parque que habían sido señalados muchos tiempo antes en recepciones psicográficas.


En la misma Puerta del Cañón, observamos los primeros petroglifos encontrándonos con diferentes símbolos y figuras: una muy llamativa muestra a dos humanoides (foto arriba izq.) con escafandras similares a la que usan los astronautas. También un extraño ser que parece arriar a una serie de animales hacia un sugestivo vehículo espacial. Cuando nos adentramos en el rojo cañón que tiene paredones de hasta 180 metros de altura, pasamos frente a las distintas figuras formadas por la erosión que se las conoce con diferentes nombres:

“El pesebre”, “El camello” “La catedral” y “El monje”, hasta que nos encontramos frente a “Los Pizarrones”, otro sitio de grabados que se extiende por más de 10 metros en uno de los paredones. Allí también dimos lectura a los más variados dibujos: un hipocampo, figuras reptiloides, el símbolo de la serpiente, pisada de animales, flechas hacia arriba y hacia abajo, una cruz de lados iguales y la más impactante figura que todos interpretamos como la de un embrión humano.


Todo ello nos hizo pensar en un antiguo laboratorio genético emplazado en algún lugar de allí. Continuamos nuestra marcha por el lecho del río y dejando atrás la figura del gran cañón, atravesamos un amplio campo desértico con unos pocos matorrales y árboles en el camino. Varios kilómetros más adelante llegamos a la entrada de “Los Cajones” que se levanta como una continuación del Cañón pero mucho más angosto y con paredones algo más bajos (ver foto de la portada).


Su nombre coincide realmente con la sensación de estrechez que se siente cuando se camina por su angosto sendero. En algunos lugares el ancho del cañón no supera los 10 metros y se extiende en zigzag por 15 kilómetros hasta que finaliza en la naciente del hilo de agua que se deja ver en todo su recorrido. En esa oportunidad sólo nos adentramos unos cientos de metros por el estrecho cañón hasta llegar a un recodo en donde descansamos, bebimos el agua de la vertiente y nos quedamos algunos minutos en silencio.


En ese lugar todo el grupo experimentó un mágico momento al sentirse acogido y envuelto en una paz especial. Con esa singular sensación emprendimos la vuelta y a mitad de camino, nos encontramos con el guardaparque - Intendente de Talampaya y máxima autoridad allí con poder de policía. Estricto y ajustado a las leyes, como todo guardián, resultó ser este alto hombre que sin embargo nos allanó todos las caminos.


Enseguida fuimos invitados a volver a la zona de los primeros petroglifos para observar unos grabados que no vimos por estar fuera del circuito de los turistas. Allí pudimos apreciar una pirámide escalonada que coronada en su cúspide con una chakana o cruz incaica, muestra a cada lado dos sugestivos planetas o lunas. También apreciamos pies con seis dedos y figuras geométricas, algunas de las cuales son idénticas a las que se encuentran en los retiros de la Hermandad Blanca del Paititi y Cueva de los Tayos. También un gran cuadro que muestra entre extraños artefactos a guerreros armados enfrentados a otros que poseen alas, todo este conjunto nos dio la idea de que allí alguna vez se desató una intensa y decisiva batalla entre más de una civilización. Antes de despedirnos del Guardaparque, acordamos realizar con él al día siguiente un viaje a Ciudad Perdida, distante a 30 kilómetros de allí y pasar el día entero recorriéndola. Como ya caía la tarde, decidimos acampar enseguida en cercanías de la Puerta de Talampaya y por la noche nos dispusimos a recibir en comunicación nuevas pautas de los guías.


Luego de relajarnos comenzamos una serie de mantralizaciones y no tardaron en llegar los mensajes. En ellos nos confirmaban el día 12 de octubre como la fecha en que uno de nosotros accedería a territorios de la Hermandad Blanca a través de un paso interdimensional que se formaría en “Los Cajones” para recibir la Esfera Dorada del Conocimiento.


Los mensajes:


Fecha: 10 de octubre de 2002 Hora: 22:30 Lugar: Talampaya Antena: María Esther Yrigoyen El amor será la base del trabajo a realizar; únanse y su fuerza sellará el trabajo. Ankar los espera y el disco debe ser activado con el esfuerzo de todo el grupo. Estén atentos a las señales y sientan que todo es en representación de la Humanidad. Los estaremos apoyando y no estarán solos; estamos muy cerca. Dejen fluir el amor hacia esta parte de la Tierra y el perdón desde lo profundo de vuestros corazones. Es un tiempo muy especial para la Argentina y estamos para apoyarlos en este trabajo. Posiblemente hagamos contacto con alguno de ustedes para sellar el pacto. Con amor Anitac


Fecha: 10 de octubre de 2002 Hora: 22.30 Lugar : Talampaya - La Rioja Antena: Silvia Verlengia Estamos aquí con Amor apoyándolos. No les fue fácil llegar hasta aquí, mas esto estaba señalado desde hace mucho tiempo. Como vienen sintiendo, en la zona de Los Cajones es un buen lugar para establecer el contacto con nosotros y con los Antiguos. Ese lugar guarda parte de lo que aquí ha sucedido. En Ciudad Perdida harán un acercamiento y las condiciones se darán de una forma que no imaginan y contundentemente. Asciendan el Cerro Negro, y al tener una visión general recordarán aún más y comprenderán la historia del lugar. Entréguense más, únanse más como lo están haciendo; confíen y lograrán los objetivos que hasta aquí los trajo. Con Amor, Anitac y Oxalc


Fecha: 10 de octubre de 2002 Hora: 22,30 Lugar: Talampaya – La Rioja Antena: Cristián Sánchez Barros Amados hermanos en la luz. El amor los ilumine y los proyecte al corazón del Todo Con amor Xendor Amor en Rahma Mardorx en contacto Esta noche vuestros corazones vibran en unidad con la luz del Profundo Amor. Talampaya ya ha sido signado para que ustedes vivan en nombre de muchos y de la humanidad todo lo que está previsto que vivan.


La esfera de conocimiento dorada habrán de buscarla en la zona de Los Cajones, más allá de donde acabaron vuestros pasos. En Ciudad Perdida mañana vivan el lugar, mas tendrán la oportunidad para sentir lo que allí sucedió y aún hoy hay: el disco solar que habrá de activarse al terminar todo lo que deban hacer. Esta noche les estamos irradiando para prepararlos para una experiencia dimensional. Con amor Mardorx


Pregunta: ¿Que sucederá el 12 de octubre? El 12 de octubre está dispuesto el contacto. Conéctense el mismo 12 y habrán de saber cuándo será. Mardorx Después de haber leído los mensajes el apoyo de los guías se hizo manifiesto y como confirmación observamos una canepla que -lanzada desde una nave- permaneció con su luz intermitente justo encima del grupo por algunos momentos. Pero además hubo múltiples avistamientos que duraron todo el tiempo que nos mantuvimos despiertos aquella noche.


VIERNES 11:


El cerro piramidal de Ciudad Perdida


Muy temprano esperamos en la ruta principal la llegada del vehículo del Intendente con quien emprendimos los más casi 26 kilómetros que nos separaban de la Ciudad Perdida.

Internados en medio de cauces de ríos secos y polvorientas huellas llegamos primero a una zona llamada Los Chañares.

El sitio está compuesto por estratos del triásico, antes de que surgiera el cordón andino. Allí pudimos confirmar por fósiles de plantas y pequeños caracoles a la vista, que en toda esa zona hoy desértica, hace millones de años hubo lagos y selvas, tal como en muchas meditaciones habíamos podido observar.

Siguiendo algunos kilómetros más adelante, finalmente llegamos al pié del enorme cráter en donde se encuentra “Ciudad Perdida”, formada por innumerables pasadizos y calles que la erosión del viento y el agua han producido a lo largo de milenios. En medio de esa geografía entre rojiza y rosada se yergue similar a una pirámide de base cuadrada el enigmático cerro negro de basalto conocido allí por el nombre de Mogote Negro.


Todo ese lugar despierta el interés no sólo de los pocos visitantes que se llegan hasta allí, sino también de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) que según supimos de boca del guerdaparque, ha venido fotografiando satelitalmente la zona por alguna oculta razón. Al bajar y caminar por su complejo laberinto de calles sentimos una atmósfera muy diferente a los anteriores lugares visitados, algunos de nosotros fuimos fuertemente invadidos por un sentimiento de tristeza y desolación. Por momentos fue como si nos halláramos entre las ruinas de una fantasmal ciudad que fuera devastada por una gran guerra. Allí nos encontramos con el único petroglifo al que le falta una parte y del que sentimos que reproduce un mapa subterráneo del lugar.


Ciudad Perdida, 11 de octubre del 2002: Un permanente y oportuno cielo nublado, nos permitió recorrer varios kilómetros de su interior pero igualmente debimos regresar al ver agotada nuestra existencia de agua. No obstante, permanecimos el tiempo suficiente para compenetrarnos con el lugar y sentir que en un futuro habríamos de volver allí, al corazón de Ankar. De regreso al campamento, quedamos nuevamente con el Intendente concluir al otro día los preparativos para volver a los Cajones. Esa noche el grupo analizó durante varias horas distintos aspectos del Plan Cósmico.


SÁBADO 12:


Un encuentro con los Maestros


En la madrugada del sábado Cristián durmió poco y entrecortadamente.


Podía percibir con claridad la cercanía de los guías, sentía que le hablaban y que le armonizaban su cuerpo. Así transcurrieron las horas hasta que salió de la carpa cuando su reloj marcaba las 5,15 y apenas comenzaban las primeras luces del alba.


Una vez afuera, se alejó del campamento y se puso a buscar un árbol pensando en un resguardo posible para un día que ya se presentaba caluroso.


Caminó por entre las piedras hasta que encontró un quebrado de mediano tamaño pero que la soledad del desierto lo hacía parecer mucho más importante.


Después tuvo el impulso de seguir hacia adelante, cruzó el ancho cauce de un río seco y no mucho más allá comenzó a sentir una desagradable sensación en la boca su estómago, era como un vacío y un gran dolor interior causado por el lugar en que estaba. En apariencia el terreno no se diferenciaba de lo que había visto atrás, arena roja, raleados matorrales y piedras desgastadas por la erosión.


Cerró los ojos y pudo visualizar que en otro tiempo se habían sucedido grandes luchas nativas y que muchos habían sido enterrados allí mismo. Ese era el significado de tanto dolor en él. Luego, volvió a cruzar el río y del otro lado desapareció todo el malestar. Enseguida decidió regresar al campamento.


Tiempo después, todo el grupo se encaminó a donde estaba el quebrado y allí realizamos una meditación que dirigió Richard al interior del cerro piramidal, hasta el recinto donde se encontraba la Esfera Dorada del Conocimiento.


Cristián relata así su vivencia: “Allí me encontré con Ham-Rell, maestro de la Hermandad Blanca a cargo de la entrada de la Ciudad Cristal en la Tierra y guardián del Templo de Ankar, quien me indicó que posara las manos sobre la Esfera Dorada que tenía enfrente. Estaba suspendida a un metro y medio del suelo y que sobre su base superior tenía una flama dorada en forma de espiral ascendente. Al hacerlo de inmediato un enorme y complejo laberinto cuadrado, algo muy similar a un circuito integrado, ocupó toda mi mente y me vi disparado hacia el espacio. Pasé por distintos planetas, estrellas y sistemas solares, hasta que sentí que llegaba a los confines del universo, allí me encontré flotando en un tiempo sin tiempo, todo transcurría lentamente, me sentí como si formara parte de la propia expansión del Cosmos. Así permanecí hasta que la voz de Ham–Rell me dijo que quitara las manos de la Esfera. Cuando las retiré, descubrí que junto a él ahora se estaba el maestro Alcir, guardián del Retiro Interior del Paititi. El verlo me causó tal sorpresa que pensé: “¡Esto Richard no me lo va a creer!”. Al instante el Maestro leyendo mi mente me dijo “No te preocupes Hell- Aham, también Nordac está viéndome y esa será su confirmación y la tuya”. Alcir también me dijo que no debía sorprenderme de su presencia, ya que Paititi y Ankar están íntimamente relacionados entre sí por ser enclaves importantes de la Hermandad Blanca. Dicho esto se despidió de mí con su mano en alto, al tiempo que Ham-Rell me indicaba que escribiera un mensaje”.


De vuelta de la meditación cada cual comentó su experiencia. Raúl, quien no pertenece a los grupos de contacto, comentó emocionado: “Me dijeron que yo estaba de apoyo y que tenía que entender y respetar los trabajos que ustedes iban a hacer” . Silvia por su parte pudo visualizar al maestro Ham-Rell.

María Esther en cambio, sintió la presencia cercana de los zunkies (seres que habitan los retiros interiores y custodian sus galerías) y se proyectó a Ciudad Cristal donde observó que sus edificios eran de una tonalidad Azul. Cuando le tocó el turno a Cristián y comentó lo vivenciado, Richard exclamó “¡Alcir me dijo lo mismo, que tú también lo estabas viendo a él!” y también observó la presencia del maestro Ham-Rell junto a Alcir.


Los mensajes recibidos decían: Comunicación: 12 de octubre del 2002 Lugar: Talampaya - La Rioja, Argentina Hora: 10:00 a.m. Antena: R. González Con amor divino, Joaquín con ustedes: Los caminos a Ankar son muchos, pero sólo uno conduce a la flama ancestral que fue encendida para iluminar el camino de otros. El camino sólo puede ser iluminado por el conocimiento, que al ser portado por un alma valiente, que sepa vencerse a sí misma, adquiere el brillo eterno de la sabiduría, el legado de las edades anteriores de vuestro planeta que permanecen ocultas y protegidas por los hermanos de los Retiros Interiores. Está señalado que pueden recibir hoy, en representación de muchos, la esfera dorada de Ankar. Sepan guiarse con el corazón y los ojos de la intuición para saber sentir y ver el umbral que conecta con lo sagrado. Esperen nuevamente las manifestaciones de los Hermanos Guías. Ello será la señal para el ingreso. Uno de ustedes accederá. Pero en el futuro serán los más quienes tengan la oportunidad de conocer el mensaje y realidad de los Retiros Interiores. Sigue apoyándolos Nordac, y prepárales para que en un futuro próximo puedan conocernos físicamente. Volverás aquí en nuevas ocasiones. Paz y amor en los objetivos de Rahma Misión, Joaquín Desde el alto Paititi, Alcir proyectándose: Cuando la esfera de luz sea recibida, será el momento del despertar del Disco de Ciudad Perdida. Un grupo que estará marcado por la vibración femenina hará vibrar el Mogote Negro y activará la antorcha plásmica de la herramienta allí encerrada. Así será, Con amor Alcir


Fecha: 12 de octubre de 2002 Hora: 10:00 a.m. Lugar: Talampaya – La Rioja Antena: Cristián Sánchez Barros Amados hijos de la luz Ham-Rell desde el retiro sagrado de Ankar Vuestra presencia en este lugar de Talampaya fue programada desde hace tiempo largo ya. Como caminantes cada uno en su proceso y evolución han ido sorteando cada una de las dificultades que son para su despertar y conocimiento. Amados hijos, pronto habrán de palpar nuestra existencia, mas uno será en representación de todos invitado a ingresar aquí. Prepárense desde ahora que a temprana noche habrán de tener todo dispuesto para vuestro acercamiento. Que la luz del Padre los guíe. Amor en la luz Ham-Rell


Una vez leídos los mensajes, corroborada la información y las pautas de los Maestros para el trabajo de la noche, sólo nos restaba decidir quién de nosotros viviría la experiencia de ir al encuentro con la Hermandad Blanca.


Fue un instante de mucha emoción cuando unánimemente coincidimos en que Cristián tenía que ir, por ser el que más vinculado estaba con el lugar y porque había estado desde el principio en todo lo que dio origen a la expedición. Allí sentimos llegar al final de un largo camino que comenzado 20 meses antes. Comprendimos el porqué de haber vivido todo lo vivido durante ese tiempo. Los viajes y salidas a distintos lugares y con tantos hermanos de Argentina y de otros países. Todo había sido una preparación para este momento tan importante que estábamos transitando ahora en el sagrado Talampaya. Después, aprovechando la soledad que nos ofrecía el desierto, decidimos realizar un trabajo individual de silencio y perdón, por medio del cual buscamos conectarnos con nuestro templo interior y así disponernos mejor para lo que tendríamos que afrontar como grupo horas más adelante. Un hora más tarde, nos fuimos reuniendo bajo el alero de la confitería principal y pasamos allí el resto de ese caluroso atardecer. También aprovechamos para convenir con los guarda parques cuál sería el guía nos acompañaría a la zona de Los Cajones.


Alrededor de las seis nos pusimos en marcha esta vez en compañía de un joven y callado guía riojano con el cual sumamos el número total de siete. Tuvimos tiempo para que mitad del camino ascendiéramos un monte desde el cual pudimos gozar de una incomparable vista de los imponentes paredones rojos de Talampaya. Allí, en lo alto de una terraza natural tuvimos el raro privilegio de observar a cuatro cóndores sobrevolar por encima de donde nos encontrábamos. Los señores de los Andes, como se los suele llamar, describieron círculos varias veces, y en un momento dado tres de ellos pasaron alineados uno al lado del otro, lo que nos recordó por su similitud al cinturón de Orión. También observamos a los cuatro formar una cruz en el cielo imponentemente azul. Así estuvieron describiendo líneas y círculos por algunos algún tiempo más hasta que repentinamente se marcharon. Esa tarde no sería el único encuentro con habitantes naturales de Talampaya. En el descenso de la terraza Cristián le advirtió a Silvia sobre la cercana presencia en su camino de un ejemplar de la temida “víbora de la cruz”, llamada así porque lleva dibujada una notoria cruz en la cabeza. Acaso esa cruz, como la del vuelo de los cóndores, la del petroglifo en los Pizarrones y la de la pirámide escalonada en la Puerta de Talampaya, nos estuvieran recordando el origen y el compromiso cósmico con la evolución que individual y grupalmente teníamos por delante. De nuevo emprendimos la marcha y después de atravesar varios kilómetros del extenso desierto divisamos otra vez los paredones del estrecho cañón que forman “Los Cajones”.


En ese momento apreciamos claros fogonazos, como los que suelen proyectar los guías para irradiar los lugares próximos a una experiencia, que provenían exactamente de la zona hacia donde nos dirigíamos. Cuando llegamos a Los Cajones, dejamos el jeep en la entrada y avanzamos varios metros hasta llegar a unas grandes piedras donde nos dispusimos en círculo y mantralizamos nuestros nombres cósmicos, a modo de presentación ante los guías y maestros. También por algunos minutos vocalizamos el mantram Om y luego nos quedamos en silencio mirando el cielo a la espera del avistamiento de confirmación que tendría que darse antes de las 9 de la noche, esa sería la señal.


Ingreso al Cañón Estrecho Rojo Faltando cinco minutos para la hora, todos vimos una luz brillante cruzar el firmamento en dirección a la profundidad del Cañón, y casi detrás de ésta, apareció otra en la misma dirección. Con tal confirmación todo el grupo despidió a Cristián quién dejó su linterna y caminó con paso firme hacia la oscuridad del cañón. Lo que sigue es el relato de su experiencia: “Después de la confirmación, al despedirme Richard me repitió en voz baja lo que el guía Mardorx telepáticamente le había dicho que me transmitiera: “Recuerda que todo lo que veas y sientas allí adentro, es real”. Con estas palabras resonando en mi interior abracé a todos, incluso al callado guía que para mi sorpresa se llamaba Cristian, y avancé por el medio del estrecho cañón. Podía oír mis propios pasos en el suelo arenoso y húmedo por los hilos de agua que corren a ras del suelo.


Giré a la derecha sin mirar hacia atrás y continué despacio con las manos a la altura de los hombros, tratando de percibir cualquier cambio de temperatura en el ambiente. A través de la escasa abertura que dejaban lo dos paredones que conforman el cañón observé en el cielo una luz que avanzaba lentamente delante de mí y al llegar a la siguiente vuelta se detuvo esperando que llegara para seguir avanzando, eso mismo lo repitió otra vez más y después se perdió de vista.


Al rato de andar en la oscuridad me detuve por un momento pensando cuánto más tendría que recorrer de ese laberinto. En ese momento oí lejanamente a los muchachos mantralizar la clave vibratoria Zin-Uru y emocionado recordé entonces a los hermanos de los grupos que estarían apoyándonos en diferentes partes del país y el mundo. La emoción entonces se transformó en una gran fuerza interior que me impulsó a continuar hacia adelante. Seguí avanzando por un suelo de arena y pocas piedras, muchas veces a tientas, ya que por largos tramos no ingresaba en absoluto la luz de la luna lo que convertía al zigzagueante cañón en una oscura como interminable caverna.


En mi marcha el silencio solo fue roto varias veces por el chirrido de bandadas de murciélagos que aleteaban por sobre mi cabeza. Lentamente seguí así mi marcha hasta que en un momento determinado comencé a inquietarme porque hasta ese momento no había percibido ninguna señal ni presencia. En ese momento una clara voz me habló al oído: “cálmate, detente y respira profundo”, así lo hice, cuando me recuperé sentí vocalizar la palabra Rahma y seguí andando. Desde ese momento muchas veces sentí esa voz -a la cual asociaba con el guía Mardorx- indicarme que conservara la calma realizando respiraciones lentas y profundas. Encuentro con Mardorx Seguí avanzando por unos cien metros o más, para volver a dar la vuelta de nuevo en ese zigzagueante camino de angostos paredones. Continué caminando hasta que en un recodo giré a la izquierda y me encontré de frente con una figura luminosa grabada en una piedra de un metro y medio de alto. Al acercarme más comprobé que reproducía exactamente al petroglifo del “astronauta” que habíamos visto en la Puerta de Talampaya, distante a muchos kilómetros de donde me encontraba. Este astronauta era unas cuatro veces más grande de tamaño, debía medir cerca de un metro de altura, su imagen de color blanco fosforescente era perfecta y parecía fluir de la misma piedra. Asombrado, cuando pasé por al lado toqué la figura con la mano para ver si era real y la sentí lisa y fría como toda la superficie de la piedra. Por un tiempo más seguí avanzando con la esperanza de que alguien viniera a mi encuentro, pero sólo escuchaba mis pasos y por momentos el sonido de muchos pasos acompañando los míos y no se trataba del eco del cañón. Si bien no los vi, sentí que eran Sunkies los que curiosos me seguían en medio de la oscuridad reinante. La sensación fue extraña, de tranquilidad y acompañamiento, como quien se reencuentra con antiguos y queridos amigos en el camino.

Así continué mi avance hasta que me detuve y en voz alta exclamé: “Hermanos mayores, hoy es 12 de octubre del año 2002, fecha para la cual hemos sido convocados. Aquí vengo yo, no sólo en mi nombre sino en representación de otros, de toda la humanidad, para que se dé lo que tenga que darse, aquí estoy” dicho esto volví a emprender la marcha y a partir de ahí comenzaron a aparecer repetidamente a los costados de los paredones grandes flechas también fosforescentes que en posición horizontal parecían indicarme que siguiera hacia adelante. Sin embargo el silencio seguía siendo total, tanto que en un momento dado y sin saber cuanto tiempo había estado caminando, detuve mi marcha y grité a la oscuridad del cañón “¡Mardorx, acá estoy, ven a mi encuentro!”.


Luego caminé en la oscuridad hasta que de pronto observé en medio del camino que tenía por delante un círculo de luz blanca brillante, era como si un reflector enfocara desde lo alto a ese determinado lugar. Sentí que debía sentarme allí y cerré los ojos con intención de meditar, pero una fuerte presencia a mis espaldas me hizo levantar y girar hacia atrás. A pocos metros de donde estaba divisé una figura alargada y enseguida supe quién era. Mentalmente le pedí ver su rostro y al instante todo su cuerpo se iluminó, se trataba del guía Mardorx con el que me había venido comunicando por más de un año y al que ahora podía observar en detalle: llevaba un traje enterizo color celeste grisáceo, cinturón y botas, los puños de las mangas ceñidos y sus manos estaban libres. Avanzó unos tres pasos y yo también di un par de pasos en su dirección, pero me detuve cuando sentí que mi corazón comenzó a latir alocadamente. Le pedí que no avanzara tan rápido porque estaba tratando de asimilar su presencia y como respuesta el guía se detuvo de inmediato. Después de controlar con la respiración mis latidos, avancé hasta tomar contacto con él, sintiendo enseguida una antigua confianza y un infinito amor. Me quedé observando a este ser de casi dos metros de alto -mi cabeza llegaba a su hombro- de rostro cobrizo, calvo, sin orejas y con una expresión de paz en sus ojos que parecían hablarme. Pasados unos instantes, Mardorx me comunicó mentalmente que no recordaría ese encuentro al salir del cañón, que quedaría velado por algún tiempo para que no me perturbara, pudiera leer los símbolos que tenía por delante y asimilar así el contenido de la Esfera Dorada del Conocimiento. Me remarcó que era importante que active mis recuerdos y recibí pautas personales relacionadas con mi trabajo en la Misión. En ese momento le dije a Mardorx que sentía que nos conocíamos desde hacía mucho tiempo atrás y él como toda respuesta me dijo:“¡recuerda!”. Al instante y a una velocidad inusitada comencé a recordar escenas de muchas vidas pasadas en las cuales él estaba presente y también en distintos momentos de mi vida actual. Estaba concentrado en las imágenes que seguían surgiendo hasta que su voz me hizo volver a la realidad: “Ya es hora de que continúes. Sigue, avanza hacia adelante, que la Hermandad Blanca te espera. Observa todo a tu alrededor, siente y haz lo que sientas”. También me dijo que me preparara ya que en un futuro cercano lo acompañaría en un viaje. “ Adiós amado Hell- Aham, paz y amor” -Se despidió el guía. -Paz y amor, Mardorx -respondí. La Esfera Dorada del Conocimiento Seguí mi camino y de pronto comencé a ver a mi derecha y a mi izquierda símbolos igualmente iluminados por esa tonalidad blanco verdosa, eran perfectas figuras geométricas, figuras humanas, rostros y mapas de la Argentina, de Sudamérica, del mundo en un remoto tiempo, cuando los continentes aún estaban unidos. También fueron surgiendo hacia uno y otro lado puertas rectangulares y trapezoidales que coincidían exactamente con la forma que tenía la roca en ese lugar. En cada una de ellas apoyé mis manos tratando de traspasarlas, pero al parecer solamente se me mostraban. También en mi camino encontré flechas en dirección hacia arriba, señalando el cosmos, y hacia abajo indicando el intramundo. Continué observando las figuras que se me presentaban con gran nitidez a medida que avanzaba. Como a tres metros de altura surgió una perfecta estrella de seis puntas en tridimensión, ya que la pude observar desde varios ángulos mientras avanzaba, frente a ella proyecté mis cristales y vocalicé la palabra Rahma. En completa oscuridad seguía hacia adelante buscando cada punto luminoso que a medida que me acercaba se convertía en una clara figura como todas las demás, en un símbolo concreto. En un momento determinado encontré un sendero lateral a mi izquierda, era más angosto y muy oscuro, avancé por él unos 15 a 20 metros, buscando ver algo, pero de pronto me di cuenta que era todo oscuridad, incluso el clima era distinto, percibí hasta el olor de un animal salvaje. Me detuve, volví sobre mis pasos y retomé el camino principal hacia adelante, el cual por tramos se estrechaba aún más. En un momento dado me detuve nuevamente, y sentí una voz que comenzó a decirme que observara bien todo a mi alrededor y me recomendaba controlar la respiración. Más adelante, me volví a detener al oír la voz de Ham-Rell que me decía: -¿Buscas la Luz? -Sí, busco la Luz –respondí algo sorprendido. -¿Amas la Luz? -Sí, amo la Luz –contesté. -¿Estás dispuesto a seguir luchando por la Luz? -Sí, estoy dispuesto a seguir luchando por la Luz –dije con emoción, al ser consciente de lo que significaba la respuesta que estaba dando. “Continúa tu camino, guerrero de la Luz” – oí decir finalmente al Maestro. Repuesto de esa vibrante situación, seguí caminando al tiempo que miré hacia arriba, como buscando el cielo, y pude ver que en los extremos de cada paredón, dos picos de piedra similares a mástiles que también estaban iluminados por puntos de luz blanca fosforescente. Sentí entonces que estaba entrando a un lugar aún más especial. Al traspasar esa suerte de enorme arco, encontrando otras figuras y más puertas, pero al doblar de nuevo a la derecha, observé a lo lejos que sobre la pared izquierda se dibujaba un perfecto rectángulo de luz que la convertía en un gran altar, avancé hacia él y cuando llegué descubrí que estaba en esa “gran sala a cielo abierto” que había visto en marzo del 2001. Más allá de ella no se observé ningún otro indicio de luz, el camino terminaba ahí. Entonces supe que también allí terminaba mi peregrinar y en ese momento tomé conciencia de que al “leer” los símbolos en verdad había estado asimilado la información que cada uno de ellos contenía. Me puse de espaldas al altar y busqué de dónde surgía aquella luz que iluminaba todo el lugar, descubrí en la cima del paredón derecho una concavidad y dentro de ella observé que estaba colocada lo que parecía ser la luna. En ese instante recordé que alguna vez ya había transitado ese camino y entonces supe exactamente qué hacer. Alcé mis brazos con las palmas hacia arriba hasta hacerlas coincidir con esa luna, la imagen era como si la sostuviese con las manos. Cerré mis ojos y en su lugar comencé a visualizar una esfera que lentamente incorporé a mi pecho, al tiempo que cruzaba las palmas de mis manos mantralizando el OM. Después, apoyando mi espalda sobre el altar me dejé deslizar hacia abajo, pero no llegué al suelo porque me encontré sentado sobre una saliente que había surgido de esa lisa pared y los brazos quedaron sostenidos por apoyabrazos. En esa postura descansé unos instantes con los ojos cerrados y oí de nuevo la voz del Ham-Rell: “La tarea está hecha, ya puedes volver. Nordac te confirmará que el trabajo fue hecho, regresa”. Abrí los ojos, me levanté y comencé a volver por donde había llegado. Pero muy pronto me di cuenta que el camino de vuelta era completamente distinto. No era el mismo, las señales ya no estaban y eso hacía casi impenetrable el sendero. No reconocía el lugar por donde había pasado hacía poco tiempo antes, hasta el suelo era ahora diferente. En mi camino escalé grandes piedras y me fui deslizando hacia abajo a tientas, buscando nuevamente el suelo del cañón y a los tropiezos continué la marcha. En un momento llegué a sentirme tan perdido que pensé en quedarme allí mismo hasta que amaneciera, pero al recordar que mi grupo estaría esperándome decidí continuar. Pese a la total oscuridad sentí que debía seguir hacia adelante, pasando por lugares que me parecieron desconocidos hasta que por fin divisé adelante una silueta entre las sombras y supe que era Richard, que había venido a mi encuentro y con ello se estaba confirmando lo dicho por Ham-Rell. Nos dimos un abrazo y salimos al encuentro con los demás”. Había pasado 1 hora y 20 minutos desde que Cristián se internara solo en el Cañón, tiempo suficiente para que todos esperáramos con ansiedad su retorno. Por eso cuando lo vimos volver, la emoción y la alegría se hicieron sentir en todos los que allí estábamos. De vuelta en el campamento y con la seguridad de que la Esfera Dorada del Conocimiento había sido asimilada en la experiencia interdimensional que se proyectara en el interior del Cañón, decidimos viajar esa misma noche para llegar a Capilla del Monte con las primeras luces la mañana.


El regreso resultó tranquilo pese a que hubo algunos inconvenientes mecánicos que se pudieron resolver en el camino y que nos hizo recordar aquello de que “Una expedición termina cuando cada uno está de vuelta en casa y no antes”. Ya en Capilla del Monte, todos nos despedimos con un fuerte abrazo de Raúl y por la tarde, después de un merecido baño y descanso, abordamos el ómnibus que nos llevaría de regreso a nuestra cotidiana realidad.


Evaluación del viaje a Talampaya:


Fecha: 17 de octubre de 2002 Lugar: Buenos Aires Antena: Silvia Verlengia Como bien sienten, este fue un primer acercamiento al Sagrado Talampaya. Han cumplido con la primera etapa de conectar con la esencia del Cañón Rojo. Volverán y se aproximarán aún más en un futuro, cuando el corazón sea el guía. Esto ha sido de gran aprendizaje para todos y cada uno de los involucrados, y a cada quién según su nivel de conciencia. Vemos en ustedes la capacidad y el Amor para recapacitar sobre los aciertos y los errores cometidos. Unidos por la entrega y la comprensión llegarán a grandes logros. Solo así será. Con infinito Amor Oxalc. ******


Comunicación: 17 de octubre de 2002 Lugar: Asunción, Paraguay Antena: Francisco Camacho “En la Rioja (Talampaya) se ha hecho un trabajo trascendente y que debe alentaros a que se unan a la energía de ese lugar para que ayudados por el Disco allí guardado podáis vosotros alcanzar los objetivos que debéis tener claro como grupo. Dialogad la Misión y conectaos con los diversos centros de los Retiros Internos que os rodean, como Paititi, Wiñaymarca, Sierras del Roncador, Talampaya y otros.” Antarel. Sampiac y Anitac ******


Comunicación: 17 de octubre de 2002 Lugar: Asunción, Paraguay Antena: Ricardo González “En relación a Talampaya, el corazón de los hermanos permitió que las puertas de Ankar se abrieran por primera vez a la Misión RAHMA y recibir la esfera del conocimiento. Y aquel conocimiento que han adquirido, como se les dijo, es una emanación del “Archivo” o “Esfera Dorada de los Tiempos” que es protegida en el mundo intraterrestre de Ankar. También saben que es el primer paso, y que deberán volver allí, de manera especial a Ciudad Perdida, que aún aguarda la definitiva activación del Disco. Para encarar esta siguiente etapa deben trabajar en unidad, confrontando la información recibida y percepciones. Si enviamos distintas partes de esta información que compromete Talampaya a los grupos fue para alentar el trabajo en conjunto y la integración, ya que sólo así se sellará lo pendiente para la Argentina. De igual forma en otros grupos del mundo. Este es un proceso que muchas veces suelen descuidar, y por ello terminan confundiendo nuestros mensajes y enseñanzas. Recuerden que ante todo deben ser humildes, saber reconocer los errores y afrontarlos, porque en ellos crecen y así abren también una puerta que podría conducirles a maravillosos paisajes espirituales que anteriormente no percibieron por quedarse estancados en una sola visión de cuanto les rodea u ocurre. Son GRUPO, células que forman parte de una gran SER de luz, y por tanto deben trabajar en continuo enlace, prevaleciendo el amor frente al deseo de ser protagonistas o a la intolerancia ante el error ajeno. Recuerden que les observamos de cerca. Sabemos que pueden dar más. Estamos cruzando juntos umbrales antes impensables para las anteriores creaciones. ¡Son una nueva generación de caminantes estelares que están trazando el camino del cosmos entero con vuestros pasos! Amor y Luz desde la eternidad, como el eterno Profundo que brilla en ustedes.” Oxalc y Guías de RAHMA Misión ******


Comunicación: 21 de octubre de 2002 Lugar: Ituzaingó – Bs.As. Antena: Cristián Sánchez Barros Amar es el fin y el principio Ham-Rell desde el templo de Ankar. La luz guíe pronto al grupo de peregrinos que habrá de llegarse hasta la base del cerro piramidal en Ciudad Perdida. Allí, en su interior yace el disco solar que se enlaza con los otros y con el gran disco solar en el Paititi. Las puertas de Ankar han sido abiertas a la Misión Rahma para que su interior surja al conocimiento humano y con ello active el recuerdo de aquellos que deberán trazar sus pasos en la dirección que el corazón les dicte por compromisos asumidos tiempo lejano atrás. Ankar guarda parte de la historia del comienzo de las razas y con ella se abre un abanico de caminos que han de transitar los grupos de Argentina. Los días que vienen serán de pruebas y de temple para el corazón Rahma. Mas allí estará nuestra presencia junto al caminante que abrace para sí la gran causa del destino de la humanidad y del cosmos. Paz a los corazones que vibren en armonía con el Todo Divino. Ham-Rell


LA INFORMACIÓN


Queridos hermanos: En sintética reseña pongo a consideración de ustedes el resultado preliminar de lo surgido al trabajar con cada uno de los símbolos y figuras incorporadas en la experiencia interdimensional de Ankar. Todo a su vez fue comparado y complementado con información recibida en meditaciones y comunicaciones tiempo antes del viaje. El último capítulo, titulado Argentum Terra, fue en cambio transcripto tal como fluyera. En la lectura de lo que sigue encontrarán diferentes datos: algunos ya de conocimiento al interior de la Misión, otros que amplían o detallan conceptos también conocidos y nueva información para ser analizada y complementada en el futuro. Me ha llevado y aún me llevará tiempo asimilar lo vivido en Talampaya, por eso fueron necesarios todos estos meses transcurridos desde octubre. Con el corazón en la Luz Cristián Sánchez Barros 22 de mayo de 2003


EL PRIMER DESCENSO


Hace 260 millones de años, a finales de la era paleozoica, una nave procedente de Rigel, estrella situada en la Constelación de Orión, llegó a Talampaya. De ella primero descendió un cosmonauta y luego lo hicieron dos más. Todos estaban vestidos con escafandras debido al clima imperante que en ese tiempo todavía resultaba inestable. Tomaron distintas muestras del suelo e hicieron ensayos con todo tipo de vida del lugar para comprobar su avance y desarrollo en ese punto del planeta. Los nativos, mucho después, a través de los grandes hombres iniciados, pudieron ver en los archivos de la historia este momento y lo dejaron grabado en la piedra como símbolo del principio de todo en Talampaya. El petroglifo de los astronautas que aún se conserva allí recuerda que “Del cosmos bajaron a la Tierra los padres y luego regresaron al hogar más allá de las estrellas”. Los llegados eran guardianes y vigilantes y científicos elegidos por ser los más aptos para las condiciones del planeta, ya que su mismo componente genético de Orión también estaba en las esporas sembradas por los Padres Antiguos, provenientes de la constelación del Cisne, en un tiempo muy lejano antes. Este grupo originario de oriones, primero ubicó el sitio y después instaló una base laboratorio permanente. Luego en diferentes tiempos llegarían más contingentes. Pero posteriomente a esto, como ya es sabido en la Misión, llegaron en una nave laboratorio 7 ingenieros genéticos de las Pléyades entre los cuales estaba Gadriel. En el momento de la llegada de Gadriel, los oriones estaban establecidos en Talampaya desde muy antiguo y habían producido ya más de un toque genético, ayudando a nacer y desarrollar a los reptiles. Buscaban así generar un tipo especial de éstos con el fin de lograr un ser con las características propias de Orión, pero a su vez con algunos componentes de este planeta, del producto de la evolución natural. Por milenios y en distintas épocas, los oriones continuaron manteniendo allí la Base-laboratorio, pero llegó un momento en que hubo diferentes opiniones acerca de cómo seguir trabajando para lograr un ser humano originario. Fue cuando la Confederación decidió agregar al Plan un nuevo enfoque que llevó a enviar al grupo de 7 ingenieros con Gadriel entre ellos y comenzaron a realizar otras combinaciones genéticas que se alejaban del proyecto original de los oriones, basado éste en generar una nueva raza y ser sus padres creadores. Esta variante del experimento trae aparejado desavenencias y tensiones crecientes entre los seres de las Pléyades y de Orión. Tantas que en un momento dado Gadriel y sus ingenieros genéticos abandonan la base y con sus experimentos a bordo de la gran nave laboratorio en la que llegaran se marchan lejos de los oriones para continuar su proyecto. De esta forma, los Elohims Pleyadianos llegaron luego a crear distintos seres a partir de los protohomínidos ya existentes hasta que al final concluyeron con el hombre conocido como el de la raza primigenia o lemuriana.


LA RAZA PRIMERA Y EL HIJO DE ORIÓN


Pero después, en tiempos de la Rebelión de Satanel, todo sería trastocado en Talampaya. Los científicos oriones buscaron seguir con su proyecto original, no fueron obedientes con lo decidido por la Confederación y no apoyaron la variante de los ingenieros de las Pléyades. Pero a su vez Gadriel, influenciado por Lucifer, también buscaría desvirtuar el proyecto humano. La Raza Primera, estaba en condiciones de desarrollar facultades mentales supranormales y sobrevivir al ambiente hostil y cambiante de la Tierra. Pero Gadriel, al inducir al grupo humano a que consuman plantas alucinógenas bloqueó el desarrollo de sus sentidos que le habría permitido rápidamente a toda la humanidad a continuar con la evolución cósmica a través de la conexión de los tiempos. Pero desde el principio del proyecto ya se hallaba incluido el Maestro Jesús en él, quien debió seguir el ritmo evolutivo de los primero humanos y reencarnar para continuar con todo su proceso en la Tierra, desarrollándose como un AM. Los oriones por su parte, habían avanzado con su propio proyecto, que era el de recrear un hijo de Orión, asegurándose así su paternidad y su continuidad evolutiva a través de un ser humano. La Confederación no autorizó ese proyecto y llegó a deportar a sus padres creadores, una pareja de científicos oriones. Pero ese hijo al que llamaron Horus ya había nacido tiempo antes, quien representaba según ellos, la síntesis de Orión y la Tierra. Hasta hoy él se halla en Ankar, en animación suspendida y a resguardo, a la espera de la llegada del Nuevo Tiempo. LA GRAN BATALLA FINAL Hace unos 25.000 años (a.C.), en época de la rebelión Cósmica, la base científica de Orión que también era militar, pasó a formar parte de las fuerzas de Satanel. Dentro de ella no existía un total consenso de ello y hubo quienes desde el principio tomaron una posición ambigua. Principalmente entre los jefes no había una completa convicción a esa rebelión pero muchos de ellos fueron sometidos por la influencia satánica. Es cuando la Confederación de Mundos envía a un contingente de naves a retomar la Base y son atacados. Entonces se producen grandes batallas, muchas armas son usadas y finalmente una gran explosión destruye todas las instalaciones de superficie. Pero no así lo que preventivamente se había reubicado tiempo antes en el interior del gran monte negro protegido por un escudo de energía. Fueron muchos los muertos, tantos que cayeron 24.000 en el perímetro cercano a la Base y dentro de ella finalmente se desató una rebelión a los mandos que respondían a Satanel. Hubo una gran lucha cuerpo a cuerpo que posibilitó finalmente que la Confederación retomara el control. Allí mismo se decidió juzgar por su grado de responsabilidad a todos los jefes con mando y los más implicados fueron condenados a permanecer en cristales en la tierra de Talampaya. Otros en cambio, a punto de desencarnar, fueron trasladados a distintos planetas y hubo quienes volvieron a la Tierra pero como humanos para acompañar el proceso evolutivo y despertar en el Final de los Tiempos compenetrados con todo el compromiso asumido. Debiendo también recordar su origen para no repetir la historia y ayudar a la raza humana a dar su gran salto evolutivo. Con el tiempo la base laboratorio se transformó en una ciudad intraterrena, y antes de que se destruyera la Atlántida, fue cedida por la Confederación para que sea asiento de los maestros Atlantes. En aquel lugar quedó un gran valle de los caídos, donde aún hoy se encuentran los 24.000 seres muertos en la Gran Batalla Final. Como así también los 12 jerarcas oriones retenidos dentro de cristales. Además quedaron los equipos del laboratorio y sus resultados, todo bajo la custodia de la Gran Hermandad Blanca, que fundó allí mismo la ciudad de Ankar que significa “Luz de los tiempos”. LOS ATLANTES Y SUS DISCÍPULOS En tiempos de la destrucción de la Atlántida, grupos remanentes de altos maestros se dirigieron a diferentes lugares del mundo entre los cuales se hallaban Egipto, Roncador, Talampaya, Mojave y México. Los atlantes iniciaron así a los nativos de cada uno de esos sitios. Como sus maestros instruyeron a los más capacitados y les enseñaron a través de un camino iniciático las claves para conocer el pasado, las leyes universales y el futuro. Así surgieron los sacerdotes de Egipto y México. En Sud América fueron los chamanes, machis y hechiceros que gradualmente cambiaron la forma y conservaron la esencia. Pero con el paso del tiempo y la influencia de la oscuridad, las luchas tribales hicieron aflorar los egos y la ambición, desapareciendo en muchos casos todo vestigio de las enseñanzas de los hermanos mayores atlantes. Pero hubo quienes conservaron la esencia pura, que muchas veces a cuesta de innumerables sacrificios personales, supieron mantener viva la llama de la verdad. Ellos y sus descendientes fueron pasando a través del tiempo el conocimiento ancestral. Estos iniciados lograron mantener intacto ese conocimiento y la tradición del contacto con los maestros de la Hermandad Blanca y de los Guías extraterrestres en algunos casos. Ellos fueron consagrados a la luz del Todo para ser los guardianes en la superficie de los Retiros Interiores. Aún hoy existen estos seres que más allá de su apariencia, inapreciable para la mayor parte de la actual civilización, siguen siendo los nexos con el intramundo a partir de un compromiso asumido desde muy antiguo. Talampaya, desde tiempos remotos fue un lugar de iniciación, aunque nunca se estableció en su superficie ningún pueblo nativo de los que lo visitaban en ocasiones especiales. El Disco Solar que yace en la base del cerro basáltico, fue construido por los maestros atlantes con tecnología y material extraterrestre. El material áurico lleva en su interior la piedra azul de Orión que como el corazón del Disco, en ella se concentran las fuerzas del potencial Orión heredado por genética a los humanos terrestres. Así el Gran Disco Solar del Paititi, conectado con cada uno de estos discos teje una verdadera red de energía de luz que potencia la luz interior de todo humano terrestre y también Orión. Después de la Gran Conflagración, debajo del Cerro funcionó por milenios la Ciudad de Ankar, ciudad que luego -en tiempos de la dinastía primera de Egipto y hasta hoy- pasó a ser el sagrado Templo de Ankar. En cuanto a los remanentes de varias civilizaciones existentes allí, desde entonces habitan en la intraterrena Ciudad Cristal, cuya superficie abarca parte de tres provincias argentinas: La Rioja, San Juan y Mendoza. Ankar es custodiada por los Guardianes del Templo y el maestro Ham-Rell al frente de ellos y a corta distancia de allí (en el Valle de la Luna, San Juan), los asiste una base de la Confederación. En Ankar existe un registro vivo de todo cuanto pasó, también se guardan allí los reptiles-mamíferos tocados genéticamente, los reptiles-humanoides y otros tipos de variantes que se experimentaron hasta el nacimiento de Horus. Los ingenieros genéticos oriones supieron compartir la base laboratorio con sus pares de la Pléyades como así también de Alfa Centauro. Pero, como se contó, en épocas de la Rebelión todo fue trastocado. Luego de la lucha satánica, por algún tiempo los vigilantes de Alfa Centauro custodiaron el lugar y fueron quienes instruyeron a muchos seres terrestres a conservar la memoria en el tiempo. Allí también, producto de una experimentación mutante, surgieron por iniciativa de Gadriel los llamados Sunkies o “Hijos de la mano del padre”, que aún hoy en Talampaya como en otros sitios sagrados sobreviven en las grutas y caminos del intramundo protegidos por la Hermandad Blanca. Ello sucedió durante la estadía de Gadriel en Talampaya luego del sabotaje al proyecto lemuriano. ARGENTUM TERRA La Tierra es una verdadera hija del cosmos, en ella han sembrado sus semillas variadas civilizaciones, pero una en especial le dio la impronta y su color azul: Orión. De ese cuadrante provino la semilla primera que sembraron los seres de la constelación del Cisne, en el comienzo del comienzo. La Antártida fue el principio de todo y será el principio del Final del Tiempo Alternativo. Desde allí habrá de surgir de nuevo la presencia crística del Maestro de maestros, aquel que conectó las siete realidades. Así está establecido desde el comienzo. La Gran Hermandad Blanca de la Estrella ha designado a quienes son y serán los mentores del comienzo del Final del Tiempo. Porque todo como una maquinaria perfecta ha de tomar su lugar y así habrán de sucederse los descubrimientos y aperturas que aún faltan de los centros energéticos y moradas sagradas donde se conservan los archivos de la Humanidad terrestre y cósmica. La Argentina en particular guarda 7 centros principales que como vórtices corporales habrán de activarse para unirse. Describen una estrella de seis puntas y el séptimo lugar, en el centro, es el vórtice humano viviente. La humanidad terrestre conectada en cada plano dimensional sabrá, como desde antiguo, llegar al conocimiento total. Una a una, cada puerta de seis, se conectará con la séptima sólo cuando el corazón como llave encienda el espíritu individual con el universal. Más todas las puertas son necesarias porque ellas encierran los aspectos del devenir cósmico y el cambio evolutivo. La Argentada Tierra fue desde un principio señalada para que como una madre geste, alumbre y proteja una nueva semilla de humanidad. En sus entrañas habita por eso la memoria de toda la evolución primera del mundo. En el señero día, ella dará la nota que asociará con las otras notas y una armónica combinación de sonidos se hará sentir, será la música del sonido del corazón. La Argentina, llamada así por ser y representar la energía femenina, sabrá combinarse con el otro universo. Pero las pruebas serán por ello grandes y definitorias. Ella, inserta en el Gran Triángulo del Sur, señala el Norte, dirección por donde ascenderá su energía el día del llamado Final de los Tiempos. Así, desde la blanca Antártida asciende la energía a la argentada tierra y desde ella al gran triángulo del Sur para que llegada al Norte se difunda a Oriente y Occidente, envolviendo al globo en una sola luz purificadora. Así volverá a sentirse a todos los continentes unidos como fueron ayer, cuando una amalgama entera se presentaba entre los océanos. En el presente la Argentum Terra guarda el gran secreto, que es la conexión con el lugar del descenso del Cristo. En Talampaya hoy el Templo de Ankar aguarda a quienes alguna vez y para siempre dejaron su huella en el lugar. Cuando se encienda el Disco del Templo, todo el Cañón difundirá a las cuatro direcciones cósmicas el conocimiento y la historia que guarda, a la gran humanidad de la Tierra y por ella a las del cosmos. La totalidad sabrá hacer luz cuando hayan llegado, luego del primero, los que restan. Porque registros vivos son quienes recuerdan y actúan en orden a su divina luz. El azul espíritu del planeta habrá un día al fin de vibrar primero y luego brillar con la suma de los espíritus azules que vuelven a la morada primera: Orión. El tiempo será uno en el final del camino. Por eso al final de él, los primeros espíritus azules abrirán como llave el corazón del Cañón y saldrá su voz al mundo y al cosmos. ******************




Queridos Hermanos en Misión:


Queremos compartir con ustedes nuestras sinceras reflexiones luego de finalizada esta primera expedición a Talampaya, la que nos dejó aprendizajes a todos los niveles. Hemos debido sortear diferencias con hermanos de algunos grupos, aunque cabe remarcar que prevaleció el entendimiento, la colaboración y la buena disposición para superar las dificultades. Esto que a menudo acontece y no siempre se transcribe en los informes, es un tema que debemos buscar superar a través del sinceramiento y el trabajo evolutivo individual y grupal. En Talampaya también nos conectamos con la soledad del desierto del que tanto nos han hablado nuestros Hermanos Mayores, aquel desierto en que nos encontramos en verdad solos y a las puertas de tomar decisiones importantes que nos exceden a nosotros como individualidades. Tratamos a cada momento de ser coherentes con toda una línea de trabajo aprendida de aquellos hermanos que despertaron mucho antes que nosotros al compromiso con la Misión, quienes a través del ejemplo y el amor, lograron resultados favorables y sostenidos que permitieron ir cumpliendo aquellos objetivos que se esperaban que la Humanidad concretara como parte del Plan. Sabemos que este trabajo que realizamos es sólo la primera etapa de un gran rompecabezas que debemos todavía armar. Que falta más por hacer, que nuestro amado país es muy grande y con mucho por ser develado. Pero también sabemos que con voluntad, fe y esperanza podremos llegar a donde nos propongamos llegar. Así como nos hemos esforzado como país para ponernos a tono con el proceso de la Misión, creemos que también podremos alcanzar los objetivos que nos restan si somos capaces de conocer nuestra misión y la llevamos a cabo a través del amor y el perdón. Como escuela que es la vida misma siempre hay más por aprender y en ese sentido cada expedición y cada objetivo por cumplir se convierte de hecho en una gran prueba colectiva e individual a superar. Esperamos haber colaborado y seguir colaborando así con el fin último de la Misión que es el de recordar y acercarnos cada vez más a nuestra verdadera historia como Humanidad. Nuestro infinito agradecimiento a todos los grupos, en especial a los de Buenos Aires que nos han apoyado tanto espiritual como materialmente A todas las desinteresadas personas que en el camino nos ayudaron a que pudiéramos concretar esta expedición. A los Maestros de la Hermandad Blanca y a los Guías en Misión por su apoyo, presencia y confianza depositada en nosotros.


Con profundo Amor en la Luz Grupo Expedición - Talampaya 2002

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